EL APRENDIZAJE A LO LARGO DE LA VIDA: EDUCACIÓN PERMANENTE
Todas las personas deben tener la posibilidad de formarse a lo largo de la vida, dentro y fuera del sistema educativo, con el fin de adquirir, actualizar, completar y ampliar sus capacidades, conocimientos, habilidades, aptitudes y competencias para su desarrollo personal y profesional". Por eso, el sistema educativo tiene como principio básico propiciar la educación permanente.
Origen y desarrollo El ser humano siempre se ha formado en contacto con los otros en la dimensión relacional y de interacción. Los hitos que ofrecemos a continuación pueden contribuir a iluminar el origen y desarrollo de la Educación Permanente. Nos detendremos algo más en los Organismos Internacionales de Educación por su especial contribución al tema que nos ocupa. Desde la antigüedad, Platón hablaba de prolongar la educación hasta los cincuenta años, es decir, la vida de la persona en aquella época (427-348 a. J.C.) Comenio (1592-1670) asocia la noción de educación a la idea de continuidad en el proceso vital de la persona. Más cercano en el tiempo podemos citar el Informe presentado en 1792 a la Asamblea Nacional francesa por Condorcet, en el que afirma que: «La instrucción debería abarcar todas las edades; no hay ninguna en la que no sea útil y posible aprender». Argumenta también que la educación debe ser universal: «ha de asegurar a los hombres de todas las edades de la vida, la facilidad de conservar sus conocimientos o de adquirir otros nuevos». A partir de esta época son muchos los informes que aluden a esta dimensión de la educación, destacando su necesidad tanto en los niños como en los adultos y se promulgan diversas leyes para promoverla. Ahora bien, el impulso y generalización del concepto de Educación Permanente se lo debemos a los Organismos Internacionales de Educación, y principalmente a la UNESCO, creada en 1946 para impulsar la educación, la ciencia y la cultura en un mundo que, finalizada la Segunda Guerra Mundial se veía necesitado de un rearme moral. Organismos como el CERI, la OCDE y el Consejo de Europa han impulsado la Educación Permanente promoviendo políticas orientadas a este fin.
Evolución de la educación permanente
La concepción del aprendizaje a lo largo de la vida en España ha ido evolucionando:
en los años 70 se centró en ofrecer alternativas de formación a la población adulta
en la década de los 90 se comenzó a hablar de "aprendizaje a lo largo de la vida" desde un enfoque que iba más allá de la educación de adultos:
se enfatizaba la importancia de preparar al alumnado para aprender por sí mismo y adaptarse a las demandas cambiantes de la sociedad del conocimiento.
se fomentó la educación a distancia a través de la creación, en 1992, del Centro para la Innovación y Desarrollo de la Educación a Distancia (CIDEAD), para facilitar el acceso a la educación a las personas adultas y al alumnado en edad escolar que por circunstancias personales, sociales, geográficas o de otro tipo no pueden cursar enseñanzas a través del régimen presencial ordinario.
en el año 2002 se establece el Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales en el que se establecen las cualificaciones profesionales adquiridas, tanto a través de procesos formativos -formales y no formales- como de la experiencia laboral.
La necesidad de la Educación permanente
La Educación Permanente se hace cada vez más necesaria. Sus rasgos y dimensiones caracterizan la dinámica de cambio en la que estamos inmersos. Intentar justificar la necesidad de Educación Permanente en un mundo en que lo único estable es el cambio, puede resultar innecesario. Todos experimentamos la necesidad de una renovación constante si no queremos caer en la obsolescencia cultural. El Libro Blanco de la Comisión de las Comunidades Europeas (1996) destaca tres factores a los que se enfrenta el mundo: - La sociedad de la información. - La mundialización de la economía y el acelerado desarrollo de conocimientos científicos. - La producción de objetos técnicos así como su difusión.
La Educación Permanente se ha convertido no sólo en exigencia sino en necesidad ineludible para vivir en una sociedad dinámica que se abre al nuevo milenio con desafíos insospechados. Se multiplican los argumentos que ponen de relieve la necesidad de aprender a lo largo de la vida.
1. La explosión del conocimiento y los avances científicos de los últimos tiempos presentan un reto a la educación. Los conocimientos adquiridos en la escuela no bastan para colmar la exigencia de una vida entera, cuando el desarrollo tecnológico va cambiando nuestros hábitos, gustos y necesidades.
2. Los conocimientos cada vez más profundos de una materia y sus manifestaciones nos llevan a una concepción más unificadora del conocimiento, al romperse las fronteras que separan las diversas ciencias particulares.
3. Los cambios científicos y tecnológicos no han sido solamente de tipo cuantitativo sino también cualitativo. Se cuenta con un mayor número de conocimientos y de técnicas que aportan una visión nueva del ser humano. El desarrollo de las nuevas tecnologías en la sociedad del conocimiento y de la información demanda una preparación específica.
4. Se están produciendo transformaciones profundas bajo el horizonte de la mundialización. El capital tiende a integrar los mercados nacionales en un único mercado global. Los problemas y la solución a los mismos nos afectan a todos
5. El mundo del trabajo presenta cada vez nuevas exigencias. El desempeño eficaz de una profesión exige la resolución de tareas en un nivel cada vez más elevado y la vinculación entre la educación y la profesión a desempeñar se hace cada día más urgente. Para la economía es muy importante aprovechar la experiencia de personas ya incorporadas al mundo del trabajo, permitiéndoles mediante la Educación Permanente, elevar su nivel cultural y técnico.
6. La democratización de la educación está propiciando que se la considere cada vez más como una actividad al alcance de todos. Somos cada vez más conscientes de que la equidad social exige una compensación a favor de aquellos que no han podido prolongar sus estudios al nivel deseable.
Las sociedades son cada vez más multiculturales, multiétnicas y multirreligiosas. Los cambios sociales, políticos, económicos y culturales inciden también en el campo de la educación.
El Consejo de Europa en las conclusiones elaboradas sobre «Una política de Educación Permanente» afirma: «La Educación Permanente es la piedra angular para responder a esos retos y requiere la cooperación y participación de todos los interesados para fortalecer la competitividad, actuar contra el desempleo, lograr la total y activa participación de todos los componentes de la sociedad y mejorar la innovación en todos los sectores de la vida social y económica».
Los cuatro pilares de la educación
Los cuatro pilares de la educación son los cuatro fundamentos que sostienen el acto educativo como uno de los más importantes de la sociedad. Fueron establecidos por Jacques Delors (1925-) en un informe presentado ante la Unesco. Allí, se planteaba la existencia de estos cuatro pilares de la educación, o sea, cuatro objetivos que la educación debería cumplir. Los pilares fueron definidos como: “aprender a conocer”, “aprender a hacer”, “aprender a ser” y “aprender a vivir con los demás”.
Aprender a conocer
Este principio establece que la educación no debería contentarse con transmitir a las nuevas generaciones los contenidos o conocimientos desarrollados por terceros, como si con memorizar fuera suficiente, sino que debe enseñar a aprender.
Esto significa enseñar a construir el conocimiento para que se pueda seguir aprendiendo toda la vida, se pueda adquirir una postura crítica respecto al saber y se pueda orientar el pensamiento hacia los valores trascendentes. Dicho en términos más simples, se trata de enseñar a pensar.
Aprender a hacer
Sin embargo, los conocimientos teóricos no bastan para hacer la vida de la humanidad mejor y más productiva, así que se hace también indispensable ponerlos en práctica. A esto se refiere aprender a hacer: enseñar las técnicas, pero también su sentido ético y práctico, de modo que las generaciones venideras puedan construir las propias y desarrollar nuevas prácticas. Este pilar se relaciona con el trabajo, con el compromiso con el mejoramiento de la sociedad y con la dignidad de los seres humanos.
Aprender a ser
Dado que en la educación y la formación integral del individuo no se transmiten únicamente saberes, sino también valores y perspectivas, la educación debe también enseñar a ser, o sea, debe fraguar la identidad en base a los valores deseados, para así garantizar mejores generaciones y más comprometidas.
Aprender a vivir con los demás
Finalmente, la educación debe enseñar a convivir, o sea, debe enfrentar las dificultades que como sociedad global se le plantean a la humanidad en el siglo XXI. Nos referimos a la violencia, la discriminación, la desigualdad y la injusticia, problemas que parecen muy difíciles de resolver, pero que aun así deben comenzar a pensarse desde temprana edad.
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